jueves, 1 de abril de 2010

Pirámide del Sol y la Luna


La Región Celestial está formada, esencialmente, por las Pirámides del Sol y de la Luna. La PIRÁMIDE DE LA LUNA tiene 5 basamentos, para recordarnos los 5 aspectos de la Madre Naturaleza: El Inmanifestado, el Cósmico o de la Naturaleza, El Particular, el de la Divina Diosa Madre Muerte y el de nuestros Instintos y Magia Elemental. Representa, pues, a la Virgen de todas las religiones y a la Inmmaculada Concepción, que no es exclusiva de María, porque si estudiamos otras religiones y culturas encontramos el mismo Misterio, incluso, Chimalma, la Madre de Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl, se dice que «cuando iba con dos hermanas, se le apreció un enviado del Cielo y le dijo que quedaría gestando a Quetzalcóatl»..

La Pirámide de la Luna está rodeada por 12 Templetes que nos recuerdan a la Matriz Zodiacal. El número 12 nos recuerda también a los 12 TRABAJOS DE HÉRCULES (símbolo de los diversos procesos iniciáticos) a los 12 PELDAÑOS ALQUIMISTAS, a los 12 HIJOS DE JACOB, a las 12 TRIBUS DE LEVI, a los 12 AEONES O SEPHIROTHES Cabalistas, a los 12 Cielos Aztecas y Mayas (en realidad 13 con la coronación final), etc.

Cuando el Iniciado Azteca llegaba aquí, era esta Pirámide el primer lugar donde se le instruía sobre los Misterios de la Naturaleza y el modo de realizar el Auto-Desarrollo de sus infinitas posibilidades y sobre los peligros del Camino. Luego pasaba a la Pirámide del Sol.

La PIRÁMIDE DEL SOL, ubicada hacia la región central y hacia el Este tiene 7 basamentos, para recordarnos los 7 Grados de Poder del Fuego Sagrado. Está orientada de manera que el 21 de Junio el Sol pasa por el cenit del lugar y se oculta exactamente en frente de la Pirámide, convirtiéndose así en un reloj cósmico y a la vez, mostrándonos la RUTA SOLAR, el CAMINO CRISTICO. Además, toda la fuerza de la Constelación de Acuario recae sobre ella, convirtiéndola en un Ombligo Cósmico Energético.

Aquí se le enseñaba al Iniciado Azteca, todos los pormenores de la llamada «MUERTE PSICOLÓGICA». Se le enseñaba lo que los Mayas llamaban el «IN LA KECH», es decir, La Ley de la Empatía, el aprendernos a colocar en el lugar del otro: «Si tú eres mis ojos, mis manos, mi boca, mi cuerpo, como te haría daño, sin hacérmelo a mí mismo». Y esto incluía no sólo al ser humano, sino a toda criatura y hasta el mismo planeta.

La Pirámide del Sol, por el recubrimiento que tenía en su época y por las incidencias de los rayos solares en sus basamentos, vista de lejos reflejaba de tal manera que parecía de oro. De esta Pirámide, continuaba bajando el iniciado hacia la Región Terrenal.

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