jueves, 1 de abril de 2010

TEOTIHUACAN (2)


La concordancia cristalina de este acontecimiento, con la de la Transformación del Plomo en Oro de los Alquimistas Medievales, o con el Drama Crístico, resultan tan profundas que no nos queda más que recordar al querido lector que: «SIN MUERTE NO HAY RESURRECCIÓNN».

Las Pirámides de Teotihuacan son más antiguas que las de Egipto. Esto nos da una idea de su longevidad y de la importancia histórica y cultural de toda esa región.

Todo ese conjunto arquitectónico que venimos reseñando, se encuentra ubicado a unos 50 kilómetros de la ciudad de México, Distrito Federal. Su extensión completase estima en unos 58 kilómetros cuadrados; su avenida principal en unos 2 kilómetros de largo. En otro tiempo se le conocía con el nombre de «TOLLAN» o TULA (GRAN CIUDAD O METROPOLI) siendo Quetzalcóatl su Rey.

Ya dijimos que Teotihuacán representa un evento Cósmico-Solar, natural y humano a la vez. Incuestionablemente esa Gran Ciudad o Metrópoli simboliza a la JERUSALEM CELESTIAL, la CIUDAD INTERIOR o PAÍS PSICOLÓGICO del Hombre-Dios o Super-Hombre, y a la TIERRA DEL FUTURO, donde habitará la 6a. RAZA, la RAZA KORADI, y en su 3er. aspecto representa también a los UNIVERSOS PARALELOS o DIMENSIONES SUPERIORES DE LA NATURALEZA.

Se discute mucho sobre si esta ciudad (Teotihuacan) es obra de un sólo ser o colectiva, ya que se afirma que fue edificada por Quetzalcóatl y por otro lado también se dice que tan sólo fue dedicada a él.

En realidad, Quetzalcóatl, en su aspecto íntimo es la ENERGÍA UNIVERSAL Y CÓSMICA DEL CRISTO, el CRISTO INTIMO DÉCADA UNO DE NOSOTROS, el GRAN ARQUITECTO INTERIOR, que justifica y da forma a la Ciudad Interior y que eleva, (con su descenso) al hombre «Cristificándolo», «Humanizándose» él a la vez.

Laurette Sejourné, eminente arqueóloga francesa, nos dice a este respecto: «Sólo la inmensidad del Espíritu, de la Chispa Divina que liga y armoniza, pudo engendrar la potencia activa que presidió la fundación de la ciudad, construida para gloria de esa SERPIENTE EMPLUMADA que es el Hombre Consciente», y nosotros agregamos, para gloria de nuestro Quetzalcóatl Intimo, quien es el que nos da esa inmensidad de espíritu.

Es por eso que toda su estructuración arquitectónica esta dada en base a este Trabajo íntimo de Cristificación, o bien podríamos decir, de «EMPLUMAR LA SERPIENTE, o lo que es lo mismo de «ser tragados por la Serpiente y luego por el Aguila», tal y como se dice en el argot esotérico, y que se entiende por la fusión o integración de nuestra propia Conciencia con nuestro Padre-Madre Interior.

En este sentido, la arqueóloga Sejourné nos dice: «Lejos de implicar groseras creencias politeístas, el término «TEOTIHUACAN» evoca el concepto de la Divinidad Humana, y señala también que «la Ciudad de los Dioses no era otra cosa sino el sitio donde la serpiente aprendía milagrosamente a volar; es decir, donde el individuo alcanzaba la categoría de SER CELESTE por la ELEVACIÓN INTERIOR».

Teniendo como base esta finalidad se construyó la ciudad, dividiéndola en 2 secciones: La CELESTIAL y la TERRENAL, ambas ligadas por una avenida central que marca su eje. Esta avenida central (La Calzada de los Muertos o Miccaotli), está orientada de Sur a Norte y tiene una desviación de 17 grados con respecto a este último, y además una declinación de 30 mtrs., desde su parte más alta (Norte), hasta su más baja (Sur), mostrando una vez más las 2 regiones: La alta y la baja, la Celeste y la Terrena, semejándose así, a un alto y bajo Egipto o sea las ciudades de PEP y de DEP.

Recientemente se descubrió otra avenida que hace cruz con la principal, con una orientación de Oriente a Poniente y que forma ángulos de 91 y 91.5 grados. Teniendo en cuenta el conocimiento que sobre la Mecánica Celeste y sobre las Leyes que rigen el ritmo, la armonía y el equilibrio del Universo, entendemos que estas medidas no son obras de la casualidad, sino que deliberadamente son realizadas para plasmar el Conocimiento. La medida de estos ángulos se corresponde con los períodos de tiempo que hay entre los Solsticios y Equinoccios, períodos que además de ser la señalización del comienzo de las estaciones y del movimiento aparente del sol, sirven también para señalar los procesos iniciáticos, la vida, pasión, muerte y resurrección del LOGOS SOLAR en el corazón del Hombre.

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